Nuevo libro "revela" el ajetreado arribo de la fotografía a Chile
Aunque existen diversos libros que dan cuenta de la histórica llegada de la fotografía a Chile, como el de Eugenio Pereira Salas y el de Hernán Rodríguez Villegas, el Museo Histórico Nacional, institución dependiente de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), que posee una de las mayores colecciones fotográficas del país (unas 100 mil piezas), se dio a la tarea de producir una serie de libros de pequeño formato dando a conocer parte de sus colecciones. Entre ellos y de reciente aparición está "Fotografías de Estuche. La Imagen Develada", con la investigación de la jefa del Departamento de Fotografía, Francisca Riera, el que incluye reproducciones de históricos daguerrotipos que el museo resguarda en su colección patrimonial.
En el volumen, se relata la historia del buque escuela belga "L'Orientale", al mando del capitán Lucques que, a nueve meses del anuncio público del invento, trajo a Valparaíso una cámara para hacer daguerrotipos. En rigor, con ella se harían las primeras imágenes fotográficas en el país. Sin embargo, el infortunio perseguía a la misión: al zarpar la corbeta rumbo a Lima, un fuerte viento y una mala maniobra la hicieron naufragar en la Roca del Buey, frente a la bahía de Valparaíso, hundiéndose con esas imágenes pioneras.
Surge el daguerrotipo
A modo de historia, la primera imagen fotográfica permanente fue realizada por el francés Nicéphore Niépce en 1826. Es la pequeña imagen de unos muros y tejados que requirió 8 horas de exposición en cámara, a pleno sol, hoy en poder de la Universidad de Austin (Texas). Sin embargo, el método para obtenerla, nunca pudo ser científicamente explicado por el inquieto ex militar galo.
Fue su compatriota, el pintor y escenógrafo Louis J. Daguerre, por otro procedimiento, tras la muerte de Niépce en 1833, quien llegó, en 1837, al primer procedimiento para obtener imágenes directas de la naturaleza, bautizado en su honor como "daguerrotipo".
A través del científico y político liberal Francois Aragó, el estado francés adquirió el ingenio y proclamó sus detalles en una reunión conjunta de la Academia de Ciencias y Bellas Artes, el 19 de agosto de 1839, permitiendo a través de un manual, su utilización mundial liberando a sus cultores del pago de patentes e impuestos.
Este procedimiento (hoy discontinuado y que carece de negativo), empleaba una placa de cobre bañada en nitrato de plata y revelada con vapores de mercurio.
Un pionero
Según refiere la publicación, el primer fotógrafo chileno en hacer daguerrotipos fue José Dolores Fuenzalida (quien en 1844 trabajó en Valparaíso y después en Santiago). Uno de sus retratos realizado en 1852, se presenta en el libro, lo mismo que delicados daguerrotipos de los Hermanos Wards (1848); Arturo Terry (1853); Robert Vance (1848) y, tal vez, la única fotografía conocida de Javiera Carrera (1862), en un daguerrotipo de William Helsby, quien junto a su hermano Thomas difundió la "moda" de la fotografía entre la clase alta y media acomodada de Santiago, Valparaíso y Copiapó.
Más tarde, el francés Emil Garreaud y el canadiense Obder Heffer, practicaron procesos fotográficos más rápidos que el daguerrotipo (que requería de largas poses), como lo fueron las placas secas o el proceso al colodión húmedo, por medio del cual pudieron hacerse las primeras fotografías en campos de batalla.
En el Archivo Fotográfico del Museo Histórico Nacional, estos daguerrotipos así como otras fotografías análogas que componen una importante colección, son conservadas en salas con temperatura y humedad constantes.
Por su naturaleza, los daguerrotipos eran entregados a los clientes en estuches de terciopelo y vidrio que los protegían del polvo y de la luz.
Estas piezas hoy sólo pueden ser manipuladas por expertos, por lo que el libro: "Fotografías de Estuche. La imagen Develada" (100 pp.), constituye un magnífico aporte a la historia de las primeras imágenes fotográficas realizadas en el país hace 170 años.
El libro puede ser revisado en línea en el sitio web del museo y adquirido en el propio Museo Histórico Nacional, en la Plaza de Armas de Santiago.