INSTITUCIONES DIBAM RESGUARDAN NOTA DE RESCATE
"Estamos bien en el refugio los 33" decía el mensaje que atado al taladro de una perforadora llegó a la superficie; ya habían transcurrido 17 días desde el colapso de la mina San José.
La nota, escrita con un plumón rojo en una hoja de cuaderno, había sido creada por José Ojeda, uno de los mineros que permanecían atrapados a 700 metros de profundidad. Era el fin de la incertidumbre y la prueba de que estaban con vida.
Este documento inmediatamente fue expuesto a los ojos del mundo y se transformó en historia. Luego de recorrer diversos países en manos del presidente de Chile, Sebastián Piñera, regresó a Copiapó a principios de agosto. Hoy, a un año de ser dado a conocer y bajo el consentimiento de su autor, permanece en el Museo Regional de Atacama.
"Como en muchos museos del mundo, el original se expondrá en aniversarios y ocasiones especiales", afirmó Magdalena Krebs, directora de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam).
Krebs destacó que a partir del 5 de agosto, día del aniversario de la tragedia, se multiplicaron las visitas al museo. "Esto demuestra la importancia de que el patrimonio esté cerca del lugar donde ocurren los acontecimientos".
Dos inscripciones
El escritor y sociólogo Pablo Huneeus fue quien realizó, el 18 de octubre de 2010, dos inscripciones a nombre de José Ojeda en el Departamento de Derechos Intelectuales (DDI). Una de ellas corresponde a la frase y la otra a la gráfica del documento.
Esto significa, según explicó Claudio Ossa, jefe del DDI, que para hacer uso de la nota se requiere contar con la autorización del respectivo titular de los derechos de autor.
"Nadie puede hacer uso de la Nota de Rescate mientras el autor no haya dado su consentimiento, lo cual puede hacer de forma gratuita o a cambio del pago de alguna retribución", sostuvo.
Resistir el paso del tiempo
Cuando el documento llegó a manos de Dibam, fue sometido a intervenciones básicas como limpieza superficial y aplanamiento, en el Laboratorio de Conservación de la Biblioteca Nacional.
Posteriormente, en el Laboratorio de Papel del Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR), se le tomaron fotografías en alta resolución con el objetivo de dejar un registro de sus características y confeccionar una reproducción facsimilar. Se decidió no intervenir algunas manchas y dobleces originales que forman parte de su historia.
Tanto al documento original como a su facsímil (réplica) se les hizo, para su exhibición y almacenamiento, un montaje especial con materiales libres de ácido.
Magdalena Krebs, directora de Dibam, señala que la tinta y el papel son materiales sensibles a las condiciones climáticas y especialmente a la luz, que los decolora.
"Fue necesario realizar un procedimiento especial para garantizar que este documento de importancia histórica resista el paso del tiempo y pueda ser apreciado por las próximas generaciones", afirmó.