Patrimonio a un clic: la papa nativa es un tesoro con sabor a Chiloé
Azul de cuento, Rojita, Clavela Ojona y Cucahuana son algunos de los nombres de las decenas de variedades de papas nativas que se conocen en el Archipiélago de Chiloé. Sus características son tan diversas como sus sabores, algunas son de piel azulada, amarilla, de forma ovoide o alargada, otras son rosadas o el fruto de una mezcla de colores y otras son redondas como se presenta en la Colección digital La papa nativa: patrimonio cultural del archipiélago de Chiloé, uno de los variados contenidos que desarrolla la Subdirección de Investigación a través de Bajo la Lupa.
Es que la cosecha de este tubérculo que tuvo su origen en el Perú precolombino fue expandiéndose hacia el territorio sur de nuestro país, transformando a este fruto de la tierra en un patrimonio natural que sorprende por su diversidad y su importancia agroalimentaria. Ahí bajo tierra, crece también un producto que deja en evidencia parte de la historia del territorio, de tal importancia que el Museo Regional de Ancud lo ha incluido en el guión museográfico.
En 2017 la revista Patrimonio de Chile que editaba la entonces Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, hoy Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, publicó un artículo con el que se dio a conocer el huerto que se había implementado en el patio del museo y que totalizaba en ese entonces 46 variedades de papas que generaron a una fabulosa experiencia de intercambio con la comunidad, en la que se plantaron semillas facilitadas por el Centro de Educación y Tecnología Chiloé y la Unión Comunal de Mujeres Rurales de Ancud fue la encargada de trabajar, junto al equipo del museo que dirige Marijke van Meurs, en la siembra y cuidado de la huerta.
"Si bien es cierto que los chilotes plantan papas en sus casas, para nosotros era básico que fueran nativas de Chiloé, porque sabemos que hay 400 y tantas variedades. Es complejo porque hay que tomar muchas decisiones que van desde elegir cómo se plantan (si orgánicamente, con lamilla -un tipo de alga- o con abono artificial) hasta cómo se guardan las semillas. En Chiloé, esta es tarea de las mujeres", relataba para la revista la directora.
El papel de las mujeres también fue relevado porque ese año también se unieron las comunidades indígenas gracias a las cuales aprendieron rituales y cantos femeninos propios de esta faena que muestra que, desde su origen la papa nativa cumple un relevante papel en la cultura culinaria de la región y del país.
La experiencia de esta iniciativa permitió que incluso hoy nos podamos acercar de una manera diferente a este tubérculo que se ha cultivado desde tiempos inmemoriales, y que pese a haber sido amenazado por la introducción de variedades foráneas, en la actualidad es reconocida su importancia cultural, agrícola y económica.
Hay en su cultivo elementos tradicionales, herramientas, tradiciones pero también coexisten con él la transferencia tecnológica que ha impulsado la recuperación de este producto.
El cultivo y la cosecha de las papas quedó registrado en una galería de imágenes que nos permite ver por ejemplo cómo es el pelillo con que se fertilizan los cultivos de papas, el arado como instrumento tecnológico con que se prepara la tierra y la diversidad de formas y colores.
Así también se puede profundizar en el artículo El contexto cultural de la papa en Chiloé de Roberto Bahamonde y en una "sabrosa" galería con que se muestran las preparaciones en base a papa que por años han acompañado a los habitantes del territorio como el paso a paso de la chochoca, los ya tradicionales milcaos fritos y el plato de papas con color, recetas que en infinitas ocasiones han cruzado las fronteras para deleitarnos con su sabor y textura.