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Patrimonio y Género

La huella de Gabriela Mistral en el patrimonio cultural: cinco voces, un legado

Publicado el 07/04/2025
GM
Hoy, en la primera celebración del Día de Gabriela Mistral, cinco profesionales del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural reflexionan sobre la impronta mistraliana en sus ámbitos de trabajo. Desde archivos y museos hasta bibliotecas y programas educativos, su influencia sigue trazando nuevos caminos del conocimiento y la cultura.

El 7 de abril se celebra el nacimiento de Gabriela Mistral, la poetisa chilena que nació en Vicuña en 1889 con el nombre de Lucila de María Godoy Alcayaga. Fue la primera mujer latinoamericana en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1945 y también la primera chilena en representar a su país en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En el marco de la celebración de los 80 años de su distinción internacional, el pensamiento y la acción de Mistral siguen resonando en los espacios del patrimonio cultural, donde su legado inspira el trabajo de quienes resguardan la memoria, promueven la educación y defienden el conocimiento como un derecho.

Paloma Soto Carmona, Directora Interina Biblioteca Regional Gabriela Mistral; Claudia Tapia Roi, Encargada Archivo del Escritor Biblioteca Nacional de Chile; Isabel Orellana Rivera, Directora Museo de la Educación Gabriela Mistral; Yocelyn Valdebenito Carrasco, investigadora Archivo Mujeres y Géneros del Archivo Nacional de Chile y Dusan Martinovic Andrade, Director Museo Gabriela Mistral de Vicuña, son cinco profesionales del Servicio del Patrimonio Cultural que nos cuentan, desde sus diferentes roles, sobre el legado e influencia de Gabriela Mistral.

Sus respuestas nos invitan a repensar la vigencia de su pensamiento en el presente, mostrando cómo su compromiso con las infancias, las mujeres, la educación y la justicia social sigue siendo una brújula en el quehacer patrimonial.

El legado menos conocido de Gabriela Mistral

Ante la pregunta, sobre la idea o enseñanza de Gabriela Mistral que no ha sido lo suficientemente vibilizadas, las personas entrevistadas abordan temas como la educación, su compromiso con las ñiñeces, la visibilización de las problemáticas del mundo rural, su conexión con la naturaleza del Valle del Elqui y con particular forma de ser en sociedad.

Para María Isabel Orellana, una de las ideas más potentes y, a la vez, menos valoradas de Gabriela Mistral es “su visión profundamente ética y estética de la enseñanza como un acto de creación. Para Mistral, la clase debía ser tan rigurosa como bella, tan comprometida como poética”. Para la directora del Museo de la Educación Gabriela Mistral, la poeta chilena “nos ofreció una pedagogía del cuidado, del detalle, del amor por los `últimos´, con una lucidez crítica que interpeló a la élite santiaguina y también a la estructura misma del Estado docente”.

En tanto, para Yocelyn Valdebenito, un legado de Mistral que continúa plenamente vigente es su compromiso con las niñeces. “En 1926 Gabriela señaló que `muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento´. Pienso que como sociedad no hemos hecho suficiente por resguardar la infancia, nuestras políticas públicas están en falta de tantos aspectos, especialmente estamos en deuda frente a las infancias que se encuentran en situación de pobreza y marginalidad”, comenta la investigadora del Archivo Nacional.

Junto con su aporte en el área educativa, y relevando su condición de mujer que nació “en una zona alejada del área metropolitana, sin privilegios socioeconómicos ni conexiones”, Paloma Soto rescata su conexión con la naturaleza del Valle del Elqui. “Es la mirada de alguien que no olvida sus orígenes y que además los valora, los levanta, los comparte y los describe con amor. Ello habla de una persona que logra conectar desde lo profundo sin olvidar su pasado, avanzando con ojos futuros pero con historias que la guían”, señala la directora Interina Biblioteca Regional Gabriela Mistral.

Vinculado a la idea del entorno, para Dusan Martinovic, uno de los grandes aportes de Mistral es su mirada sobre la vida de campo, reflexiones que están plenamente vigentes. “Mistral pone a la tierra como valor principal de una nación, y nos enseña que su uso responsable, equitativo y afectivo podría transformar el campo chileno en un lugar de dignidad para quienes lo habitan especialmente mujeres y niños, a quienes reconocía como parte fundamental de ese tejido social”, comenta el director del Museo Gabriela Mistral de Vicuña.

En tanto, para Claudia Tapia, la forma de ser y estar en sociedad es parte del legado poco visibilizado de Mistral, una esencia de “sabiduría llevada con sencillez”. “A lo largo de su vida no necesitó demostrar a nadie su inteligencia, capacidad, intelecto, veracidad, autenticidad, solo con su presencia, ejercía respeto y admiración por donde ella caminaba, por tantos países y culturas diversas”, indica la encargada del Archivo del Escritor Biblioteca Nacional de Chile.

Con Gabriela Mistral en el día a día

Para las personas entrevistadas, es posible visualizar la influencia de la poeta chilena en su diario quehacer en las distintas instituciones que llevan hoy su nombre.

Para María Isabel Orellana, la influencia de la poeta en su trabajo es “honda y persistente” y se relaciona con comprender la práctica educativa como “una labor ética, sensible y situada”. El legado mistraliano está presente en la forma en que concebimos el Museo de la Educación como espacio de memoria viva, donde las historias de las maestras, los textos escolares, los uniformes y las rondas se leen críticamente. Gabriela nos enseñó que la educación no se hace con aparatos, sino con el alma y el cuerpo enteros, con manos que escriben y ojos que miran con ternura. Esa pedagogía del detalle, de la justicia cotidiana, es la que intento honrar cada día”.

En tanto, la investigadora del Archivo Mujeres y Géneros, Yocelyn Valdebenito se identifica con la trayectoria intelectual de Mistral: “Toda su obra atraviesa la cuestión racial y el americanismo, la ruralidad, la clase social y el género, entre otros aspectos. Imposible no identificarme como trabajadora del patrimonio en el vértice de estos aspectos, habiéndome educado en una escuelita rural cerca de Chillán. Puedo decir con gran orgullo que fui formada por una generación de docentes normalistas que me proveyeron una curiosidad intelectual inagotable” Por ello, Yocelyn cree que “es crucial posibilitar hoy esos mismos espacios de creación, disfrute y de acceso a la institucionalidad patrimonial en todos los territorios con el fin de fomentar la diversidad en todas sus expresiones”.

Paloma Soto destaca que la Biblioteca Regional Gabriela Mistral está ubicada en el patio de la casa que compró la poeta luego de su viaje a México, donde no pudo concretar el proyecto de crear un espacio educativo para niños y niñas de los valles de la Región de Coquimbo. “Para mí es muy simbólico trabajar bajo la impronta de ese legado, del sueño de Gabriela Mistral, en un espacio abierto al conocimiento, gratuito, inclusivo, digno e innovador, que lleva su nombre y está en el lugar que ella adquirió, donde cada persona pueda ingresar para descubrir cosas nuevas, maravillarse con un texto e imaginar”.

En tanto, Dusan Martinovic, visualiza el legado de Mistral en la cotidianidad del Museo que dirige: “El legado de Gabriela Mistral lo observo a diario en las visitas que recibe el museo construido en su honor. Quienes deciden dedicar parte de su jornada a conocer y profundizar en la vida y obra de Gabriela Mistral manifiestan un interés consciente por el pensamiento y la acción de una mujer que transformó su tiempo”.

Desafíos del legado mistraliano desde las instituciones

Según Isabel Orellana, en el Museo de la Educación Gabriela Mistral el pensamiento pedagógico de la poeta “no es un legado congelado, sino un cuerpo vivo, en movimiento, que seguimos interpretando, interpelando y activando”. “Relevar su pedagogía hoy implica devolverle la complejidad que históricamente se le ha negado: ir más allá del estereotipo de la “madre de los niños” o de la “maestra abnegada” para reencontrarnos con la intelectual crítica, con la mujer incómoda, con la pensadora profunda que reflexionó sobre la infancia, la desigualdad, el rol docente, la cultura y la justicia social”. Para Isabel, el museo realiza en la actualidad prácticas concretas inspiradas en la poeta: “al escuchar la voz de quienes no han sido oídos, al construir con las comunidades, al defender una memoria pedagógica que nos permita imaginar futuros distintos”, comenta.

En tanto, para Claudia Tapia, desde su trabajo en el Archivo del Escritor en la Biblioteca Nacional como custodio de su legado, el trabajo de acercar el pensamiento y escritura de Mistral a las nuevas generaciones plantea grandes desafíos. “La conservación de su legado implica un constante compromiso en resguardar íntegramente su obra y protegerla, además es muy importante continuar con el trabajo de difusión. Es de suma importancia que las nuevas generaciones conozcan y valoren a una de las grandes mujeres chilenas que han aportado tanto en conocimiento como en acciones a los procesos culturales y a los derechos humanos no solo de nuestro país sino también en América Latina”.

En esa línea, para Yocelyn Valdebenito, como investigadora del Archivo Mujeres y Género, uno de los aportes de Gabriela Mistral para los debates actuales sobre investigación, género y derechos de las mujeres es su “sensibilidad por las personas”. “Ella comprendió tempranamente el valor del acceso a las lecturas y el derecho a educarse como un instrumento emancipador para las mujeres. Esto se puede advertir desde la alfabetización que Mistral emprendió con obreras, tras largas jornadas laborales en Punta Arenas, hasta la antología que publicó en México en 1924 llamada “Lecturas para mujeres”.

En tanto, Paloma Soto, desde su rol en la Biblioteca Regional Gabriela Mistral, la integración de la figura de Mistral en la vida cultural de la región tiene plena vigencia “a través de un legado muy concreto que no está solo en sus escritos, sino en las personas que la conocieron, en sus casas, las escuelas donde enseñó”. Para la profesional, las cerca de 300 visitas diarias a la biblioteca hablan de “la cercanía que hemos logrado con la comunidad regional y la oportunidad que se le brinda, de acceso, inclusión y conocimiento. Esperamos poder seguir contribuyendo al legado de Gabriela Mistral de esta manera, abriendo espacios para que niños y niñas, que tienen deseos de conocer, crear y descubrir, puedan hacerlo libremente”.

Para Dusan Martinovic, la condición de Mistral como intelectual adelantada a su tiempo facilita las labores de acercar su obras a nuevas generaciones que visitan el Museo Gabriela Mistral de Vicuña. Sus ideas e impresiones del mundo siguen siendo plenamente vigentes, lo que permite que, desde el Museo, podamos abordar una gran variedad de temas con un enfoque mistraliano. (Su voz) latinoamericana, femenina, y muchas veces incómoda para su época, emergió con fuerza en un momento histórico marcado por la devastación. Cuando las bombas recién comenzaban a silenciarse y el humo de la guerra se disipaba, apareció ella como un faro, convirtiéndose en la única mujer iberoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1945. Esa estatura simbólica y ética aún merece nuevas exploraciones y resignificaciones, especialmente en el ámbito de la educación, los derechos de las mujeres y la justicia social”, expresa Dusan.

 

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