Por fin ven la luz partituras dormidas durante 200 años
Fue una investigación que comenzó a gestarse en 2009, cuando el músico e investigador Víctor Rondón (director de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile e integrante del grupo de música antigua, Syntagma Musicum), se sumergió entre los 100 mil volúmenes que componen la Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica junto a un equipo integrado por Fernanda Vera y José Manuel Izquierdo, separando y catalogando partituras o libros relativos a la música, los que hoy forman un corpus único en Chile lanzado anoche, en el propio recinto bibliográfico, lo que permitirá a músicos e investigadores, a partir de hoy, estudiar el desarrollo de la música en el país desde el siglo XVIII, hasta los albores del siglo XX.
Durante la inauguración de este Archivo Musical, Víctor Rondón destacó la vocación de servicio público que la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos ofrece al público, sin restricciones de ninguna especie.
Este valioso material es complementario al que existe en la Catedral de Santiago, desde donde conjuntamente, pudieron reunirse 35 obras de José Bernardo Alcedo (1798-1878), compositor del himno nacional del Perú y quien, asimilado a la congregación Dominica,vivió durante cuatro décadas en el país.
En relación con el descubrimiento de estas obras, apunta Rondón: "Vinimos a constatar que Alcedo tuvo una etapa religiosa al ingresar a la orden dominica, donde produjo una gran cantidad de trabajos. Vivió 40 años en Santiago y otros 40 en Lima. Alcedo es uno de los músicos latinoamericanos más importantes del siglo XIX y en Perú es considerado un prócer de la patria. Aquí llegó a ser maestro de capilla de la Catedral de Santiago".
Gestos internacionales
En conocimiento de la investigación que lleva adelante el equipo de Víctor Rondón, el ministerio de Cultura peruano, a través de su Biblioteca Nacional, solicitó formalmente a Chile copias digitalizadas de las partituras de Alcedo. Por tal motivo y en un gesto de buena voluntad, el pasado 26 de julio, facsímiles de estas 35 partituras fueron entregadas por Chile al gobierno peruano en dependencias de la Biblioteca Nacional de Lima, la que resguarda la totalidad de los trabajos de este músico venerado como un héroe nacional.
El trabajo del equipo de musicólogos, según relata Carolina Nahuehual, directora de la biblioteca que se encuentra al interior del Centro Patrimonial Recoleta Dominica," tomo un nuevo vigor durante el año 2012, cuando el equipo recibió financiamiento por parte del Fondo de Fomento para la Música Nacional, descubriendo un alto porcentaje de partituras manuscritas e impresos de música religiosa y también de música cotidiana, alguna compuesta por mujeres (algo poco frecuente en la época)".
"Se trata de música que tiene que ver con el contexto social: música de fiesta -dice la bibliotecóloga-. En cuanto a la música religiosa, muchas de estas obras fueron reprobadas por la iglesia, y por ello esas partituras llevan un timbre especial y fueron guardadas".
La reprobación o censura se producía por las letras y su contenido, o porque en su desarrollo incluía acordes o estilos que no eran aceptados por el clero.
"Lo interesante es que estas partituras salen por primera vez a la luz y vienen a ampliar el repertorio musical existente en el país", dice Carolina Nahuelhual.
Luego de las palabras de Víctor Rondón, quién ilustró sus explicaciones con fragmentos de esta música dormida durante siglos y recogida en diversas actuaciones en vivo, el laureado guitarrista chileno, Carlos Pérez, interpretó algunas de estas obras contenidas en el "Nuevo método para guitarra" (1940), de la compositora María Luisa Sepúlveda. Se trató de transcripciones de obras de Bach, Chopin y de algunos autores tradicionales chilenos. Entre ellas, la tonada "Prenda del Alma" y la zamacueca "El Imposible", que demanda una afinación distinta del instrumento.
Descubridor de melodías
Para el músico e investigador Víctor Rondón "Estas fuentes permitirán reconstituir nuestro pasado como sociedad. La música, siempre ha sido difícil de atrapar en su temporalidad y en Chile no tenemos muchos archivos musicales y públicos. El de la Catedral de Santiago no es público (si bien un día a la semana atiende a investigadores calificados). En este caso, este archivo pasa a formar parte de nuestro sistema republicano recogido por la Dibam, y tendrá una atención completamente abierta, todos los días".
Desde el momento mismo de su lanzamiento, quedó también abierta en el recinto de la Biblioteca, una exposición con algunas de las partituras halladas más valiosas o singulares, como "Amor parricida", del siglo XIX, que cantada en español fustiga a los padres que admiten todas las locuras de sus hijos.
El desarrollo del proyecto contempla asimismo la restauración de las partituras que así lo ameriten, y la posterior digitalización de todo el corpus, para evitar así posibles deterioros debido a su manipulación.