Adiós al gran escritor de la marginalidad
Alrededor de las dos de la mañana, y en compañía de familiares y amigos en la Fundación Arturo López Pérez, falleció el destacado escritor nacional Pedro Lemebel. Su deceso fue confirmado por su vocero, Aldo Perán, por medio de su cuenta de Twitter con las siguientes palabras "Me duele esta noche tu partida, amigo".
Sus restos serán velados en la iglesia Recoleta Franciscana, Avenida Recoleta 220, hasta la medianoche de este viernes 23 de enero. Los funerales del artista se realizarán este sábado 24 en el Cementerio Metropolitano, comuna de Lo Espejo.
El director de la Dibam, Angel Cabeza, asistió al velatorio para expresar su pesar y el de la institución:"Las letras chilenas están de luto. Partió demasiado pronto. Su relación con la Biblioteca Nacional fue muy estrecha. Pocos como él supieron pintar la marginalidad en Chile. El escritor, docente y artista visual, participó en muchas oportunidades, invitado por la Dibam, y Bibliometro conserva entre sus tesoros, un video donde él interviene frente a los usuarios, en uno de los puntos de préstamo lector del ferrocarril subterráneo. Lamentamos profundamente su partida, y estamos seguros que su obra lo sobrevivirá por muchos años".
Por su parte, Pedro Pablo Zegers, Jefe del Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional, destaca que Lemebel "fue reconocido por la crítica nacional e internacional como uno de los más grandes exponentes de la narrativa nacional, se instaló en el escenario de la literatura criolla como el cronista y el narrador por excelencia. Narrador que abordó la marginalidad de Chile, teniendo como referente su propia biografía, en un estilo contestatario e irreverente, que lo hicieron no solo aclamado en su país, sino que también, en todo el continente".
Zegers agrega que Lemebel "fue un eterno provocador; activo participante en le denuncia social y política. Su obra, que pudo ser muy local, fue traducida al francés, inglés e italiano, lo que contribuyó a la internacionalización de su trabajo. Como artista su obra se tradujo en innumerables performances e instalaciones. Conocidas son sus apariciones públicas con Francisco Casas con quien constituyó el equipo de "Las yeguas del Apocalipsis".
El artista
Pedro Segundo Mardones Lemebel, nació el 21 de noviembre de 1952, en Santiago. Su nombre lo heredó de su padre, un panadero a quien le dedicó su última colección de crónicas, "Háblame de amores", publicada en 2012.
Su madre, Violeta Elena Lemebel, lo crió a orillas del Zanjón de la Aguada, en La Legua. Ella falleció en 2001, tres días después del lanzamiento de su única novela, "Tengo miedo torero".
En 1970 ingresó a la Universidad de Chile, donde se tituló de profesor de Artes Plásticas. Ese mismo año, se mudó junto a su madre a la Avenida Departamental, donde conoció de cerca la marginalidad, ingrediente esencial de lo que fue su trabajo como escritor años más tarde. Sólo nueve años después comenzó a ejercer como docente en dos liceos periféricos de Santiago, pero en 1983 fue despedido y nunca más retornó a las salas de clases.
El primer acercamiento con la literatura lo vivió a los 26 años, cuando ganó el primer lugar en una competencia poética en la Caja de Compensación Javiera Carrera con el cuento "Porque el tiempo está cerca".
Llegó a militar en el Partido Comunista, pero su simpatía con la izquierda política se empañó pronto por el prejuicio de su evidente y pregonada homosexualidad. Su figura fue conocida recién en 1986, cuando apareció en un encuentro de partidos de izquierda en la Estación Mapocho. Encumbrado en tacones altos y con una hoz maquillada sobre el rostro, Lemebel hablo por la diferencia, en un "Manifiesto" que lo catapultó como uno de los personajes de la escena artística local más excéntricos e irreverentes.
El texto partía así: "No soy Pasolini pidiendo explicaciones. No soy Ginsberg expulsado de Cuba. No soy un marica disfrazado de poeta. No necesito disfraz. Aquí está mi cara. Hablo por mi diferencia. Defiendo lo que soy. Y no soy tan raro. Me apesta la injusticia. Y sospecho de esta cueca democrática. Pero no me hable del proletariado. Porque ser pobre y maricón es peor".
Entre sus libros más populares se destacan: "Tengo miedo torero"; "Perlas y cicatrices"; "Adios Mariquita linda"; "Zanjón de la Aguada" y el último "Háblame de amores" (2012).