El Busto de Costanza Bonarelli, pieza central de la propuesta, atrajo la atención no solo por su belleza artística, sino por la historia detrás de su creación. En el siglo XVII, Costanza fue víctima de un ataque violento por parte del escultor Gian Lorenzo Bernini, con quien tenía un vínculo amoroso y quien, cegado por los celos, la desfiguró física y emocionalmente. Sin consecuencias legales para el agresor, Costanza fue, en cambio, castigada por la sociedad de su tiempo, encarcelada y estigmatizada, pues cometía adulterio. A pesar de ello, logró reconstruir su vida y convertirse en una destacada comerciante de arte, dejando un legado de resiliencia que el museo quiso destacar en esta jornada.

Durante toda la semana, el busto fue adornado con un listón naranja, color representativo de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. En la entrada del museo se dispuso de un espacio interactivo donde los visitantes colgaron sus deseos de paz y compromisos con la erradicación de esta problemática. La instalación creció a medida que más personas se sumaron a la intervención, transformándose en un testimonio colectivo de solidaridad.

Las visitas guiadas ofrecidas durante la jornada incluyeron un minuto de silencio junto a la escultura, invitando a las personas asistentes a reflexionar sobre la violencia de género en sus múltiples formas y a honrar a las víctimas, de hoy y de ayer; así como también a resignificar la impunidad que aun ronda en las sociedades contemporáneas.

Las redes sociales del museo también jugaron un papel clave en esta iniciativa. A través de un código QR ubicado junto al busto, los visitantes pudieron acceder a una publicación en Instagram que narraba la historia de Costanza Piccolomini Bonarelli.

Esta intervención, enmarcada en una fecha significativa, reafirmó el compromiso del Museo O’Higginiano y de Bellas Artes de Talca con la sensibilización y la educación sobre la violencia de género, utilizando el arte y la historia como herramientas de transformación social.