Conocida como la ciudad de las escaleras, Sewell resiste el viento y los años, para recordar el trabajo no sólo de mineros, sino que también de miles de familias que construyeron sus vidas en las alturas. Un valor que traspasa la belleza de sus edificios y rincones, y revela un complejo entramado social y cultural. Para conocer este importante fragmento de la historia minera de nuestro país, el [!i:www.dibam.cl/historico_nacional/home.asp Museo Histórico Nacional], conjuntamente con Codelco, organizaron la exposición [!b:Sewell: ciudad minera en el corazón de Los Andes], que estará a disposición del público hasta fines de octubre. La gran maqueta, en el centro de la muestra, es una proyección de la extensión y magnificencia que tuvo el ex campamento en la segunda mitad del siglo pasado. Además se pueden ver en la exposición fotografías; las primeras herramientas utilizadas en la mina El Teniente; utensilios de uno de los hospitales más modernos que tuvo Chile; y piezas de los distintos clubes deportivos, objetos que dan cuenta de variados aspectos de la existencia de los sewellinos. Incluso un personaje popular como el guachuchero, tiene un lugar en la exhibición. Este hombre, era quien llevaba clandestinamente alcohol a los mineros, llegando a transportar entre 300 y 400 litros de agua ardiente, coñac o pisco. En la actualidad Codelco y el Consejo de Monumentos Nacionales se encuentran haciendo las gestiones para sumar a Sewell a la Lista del Patrimonio Mundial, como sitio de interés cultural. La originalidad de Sewell radica en que es el único lugar de estas características tanto en Chile como en el resto de América, ya que la postura del campamento en el terreno es muy particular y muy poco frecuente en nuestro continente. Es insólito encontrar explotaciones en una cordillera tan abrupta, en donde se marca la cumbre con una escalera que recorre todas sus calles y que originará su nombre: la "ciudad de las escaleras. De manera paralela, su aporte patrimonial tiene tres vertientes: el valor minero industrial, derivado de su actividad productiva y su significado para un país como el nuestro; su carácter urbano arquitectónico, ligado a la singularidad de su diseño, como también al espacio geográfico en que está emplazado, y por último, los aspectos culturales, como aportes a un patrimonio intangible, ligado a sus habitantes y estilo de vida único. [!b:Nacimiento y ocaso] El gobierno chileno autorizó, en 1905, a la empresa norteamericana Braden Copper Company la explotación de la mina El Teniente, y con ello se comenzaron a realizar una serie de trabajos tendientes a proveer de la infraestructura necesaria para la extracción del mineral. No será sino hasta 1915 cuando el poblado minero que surgió próximo a la mina, conocido en una primera etapa como "El Establecimiento", es bautizado con el nombre de uno de los socios de Braden, Barton Sewell, quien fallece ese mismo año. Gradualmente, conforme aumentaba su población, fue adquiriendo el carácter de ciudad, la cual aprovechó de manera óptima el relieve del cerro Negro, construyendo edificios en altura. En 1918 ya funcionaban tres escuelas, un cine, catorce clubes, asociaciones culturales y deportivas, etc. En 1919 se inaugura el gran hospital de Sewell, instalándose en su antiguo edificio; una escuela de artes femeninas y dos escuelas vocacionales. Existió, además, un juzgado, Registro Civil, telégrafo comercial y otras instituciones propias de una ciudad. Todo lo cual cubría las demandas de los 14 mil habitantes, quienes hacia el 1961 llegaron a ser 15 mil. A fines de los años sesenta se inició el despoblamiento de la ciudad, la que hacia 1977, tenía 1.500 habitantes. En 1982, con el Plan de Expansión Mina Norte, Sewell pasa a convertirse en un campamento de contratistas. Luego en agosto de ese mismo año, Sewell es declarado Monumento Nacional, en la categoría "Zona Típica y Pintoresca". Más información en: [!i:www.sewell.cl/index1.php Sitio sobre Sewell]