Consejo de la Cultura premia programa realizado por Bibliobús en las cárceles
En un trabajo silencioso, sin siquiera levantar polvo, un programa implementado por la bibliotecaria Daniela Osorio, encargada del Bibliobús Dibam, ganó el premio "Buenas Prácticas Lectoras 2010", que otorga anualmente el Consejo de la Cultura y las Artes de la Región Metropolitana.
Se trata de "Mi espacio sin límites", que la profesional implementa desde 2008 en el Centro de Detención Preventiva de Puente Alto y más recientemente en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, un recinto especializado de alta seguridad.
En Talleres que se realizan una vez a la semana, entre las 10:00 y las 12:30 horas en el primero, y desde las 15:30 y las 17:00 horas en el segundo, la profesional realiza lecturas comunitarias, textos dramatizados y hace (cada 15 días), el recambio de "cajas viajeras" que contienen unos 20 títulos cada una, y a las que los internos pueden acceder sin restricciones.
Las "cajas viajeras" también se entregan en la Penitenciaría de Santiago y en la siniestrada cárcel de San Miguel.
Como se sabe, el Bibliobús llega a cárceles, ferias libres, consultorios y hospitales con el objeto de facilitar las posibilidades de lectura a quienes tienen una mayor dificultad de acceso a ella, conjugando de esta forma un trabajo cultural, social y comunitario.
"Es una experiencia muy bella y enriquecedora -señala Daniela Osorio- porque uno aprecia la magnitud de lo que puede representar un texto. La lectura abre la posibilidad de experimentar distintas situaciones y de ponerse en el lugar de muchos personajes. Genera y profundiza la empatía, esto es, la capacidad de comprender y apreciar la vida de los demás, lo cual, claramente, es un aporte para la reinserción social".
-¿Cómo se lleva adelante este proceso?
"Bibliobús tiene un Club de Lectura en las cárceles, y lo que yo busco es llevar la dinámica de las bibliotecas públicas a estos recintos penales porque, además de leer, entre todos realizamos actividades para las cárcel. Los recintos tienen una sala llamada multitaller, donde existe una estantería con libros. Para apoyar esas mini bibliotecas, se les dejan la cajas viajeras".
-¿No le da miedo la relación con reclusos?
"Las cárceles son lugares hostiles, fríos, hediondos, feos. Hay un ambiente extraño, pero ni ellas ni ellos, los que están en mi Taller, me dan miedo. Los integrantes van cambiando, porque se producen traslados. Otros se van en libertad".
-¿Qué bibliografía recomienda para ellos?
"Tienen gustos muy variados. Lo que trabajo en las sesiones es el cuento. Trato de tocar temas que yo se que a ellos les va a pasar algo. Por ejemplo, leímos ´La noche boca arriba', de Julio Cortazar, y ellos se involucraron en esa persecución porque de hecho la vivieron en otras circunstancias. También vemos películas. En días pasados empapelamos la cárcel con cuentos cortos, con poesías. Trato de motivarlos en eso".
-¿Nota cambios en las personas privadas de libertad que participan en estos talleres?
"Hay una evolución. Empiezan a sentir cosas que antes no habían sentido. Generalmente, las personas que delinquen no tienen mucha conciencia del otro, por algo a veces son tan violentos. Ahora dicen: ´Profe, me da pena porque el personaje sufre tanto´, y esa es una consecuencia directa de las lecturas".
-¿Desde el punto de vista de la conservación de los materiales, hay muchas pérdidas?
"Como en cualquier otro lado. A veces en allanamientos, los libros se han roto, y eso lo asume la institución".
El premio Buenas Prácticas Lectoras fue recibido por Daniela Osorio el pasado viernes 17, en el Centro Cultural de España. Constituye un nuevo punto de excelencia para la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam).