“El circo con tradición familiar en Chile es patrimonio vivo y espacio de igualdad de género”
En marzo de este año, la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Carolina Arredondo, firmó el expediente que postula al Circo de Tradición Familiar en Chile a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
Este reconocimiento internacional busca concientizar sobre la importancia de la diversidad cultural y uno de los motivos de orgullo, según la ministra, es que “el circo tradicional ha sido un espacio de inclusión, de contribución a la equidad de género, pues ha permitido la expresión de distintas identidades de las personas que lo conforman”.
En el contexto del Día Nacional del Circo, celebrado desde 2007 cada primer sábado del mes de septiembre, conversamos sobre esa particular característica de esta expresión artístico-cultural junto a María Elena Andrich Cari.
María Elena inició sus días como artista circense, proveniente de una familia gitana de raíz balcánica, su padre llegó desde Perú con el famoso “Circo de Miguel Todorovich” y sus hermanos son los últimos gitanos dedicados al circo. Desde 1974, María Elena ha participado en diversos cargos en el Sindicato Circense de Chile, fue una de las impulsoras que el circo se reconociera como arte escénica e ingresara formalmente al patrimonio inmaterial de Chile, siendo también representante del sector ante el Consejo Nacional de Artes Escénicas. Es también autora de una de las escasas investigaciones sobre el tema y es co-autora, junto a Solange Díaz Valdés y Alexis Páez Peregrín, del libro “Gitanos circenses. Investigación y documentación sobre el aporte de los gitanos circenses al circo chileno”.
“Ha sido una larga lucha para lograr que el circo esté en este sitial actualmente. Por más de 200 años, el circo con tradición familiar en Chile ha recorrido el territorio llevando arte, cultura y diversión a los lugares más apartados, y eso le ha permitido ganarse un lugar dentro de la cultura popular chilena", comenta María Elena.
¿Cuál ha sido el rol de las mujeres en la construcción de este patrimonio cultural?
Las mujeres son parte activa del circo, partes fundamentales al igual que los hombres. No por nada, las dirigentes sindicales son mujeres, como la actual Presidenta del Sindicato de Trabajadores Independientes Artistas Circenses de Chile, Sandra Miquel, que a sus 48 años está en esta lucha, que además es el sindicato de artistas más antiguo de Chile y el primero dedicado al circo de Latinoamérica. Pero ciertamente, en el circo chileno no hay distinción de género ni de sexo; por lo tanto todos han asumido por igual la responsabilidad de resguardar y transmitir los valores patrimoniales, a través de nuestra cultura, día a día.
¿Qué desafíos han enfrentado las mujeres y diversidades sexo genéricas en el circo tradicional?
A diferencia de la sociedad chilena, en el circo con tradición familiar las mujeres y las diversidades sexo genéricas no viven diferencia ni discriminación debido a su identidad de género. Tanto en el trabajo como en la vida cotidiana, cualquier persona puede ejercer lo que quiera o pueda según sus capacidades. Mi sobrina maneja camionetas con acoplado y otras se han dedicado a la contabilidad, labores usualmente asociadas al género masculino.
¿Considera necesarias algunas acciones para asegurar que la contribución de las mujeres y de las diversidades sexo genéricas en el circo sea reconocida como parte integral del patrimonio cultural?
Creo que no es necesaria ninguna acción especial ya que en el circo las mujeres tienen un rol importantísimo y las diversidades sexo genéricas también, siempre han sido parte fundamental de nuestra vida circense, con plena visibilidad. Desde que partió el circo las diversidades fueron integradas como partes activas, con un alto reconocimiento. Prueba de ello es el famoso “Circo Timoteo”, reconocido ampliamente por ser uno de los primeros espectáculos con transformistas y artistas homosexuales, que recorre el país hace 50 años.