Gran colección fotográfica de Bob Borowicz adquiere el Archivo de la Biblioteca Nacional
"Estamos muy felices con la nueva adquisición. En el país, este lugar es uno de los pocos donde la obra de Bob Borowicz podrá conservarse por 200 años y más", señala la jefa del Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional, Carla Franceschini, mientras observa la gran cantidad de materiales que esperan su limpieza, clasificación y conservación bajo estrictas medidas de humedad y temperatura.
Y es que de otra manera, tal vez se hubiesen deteriorado o definitivamente perdido en mercados persa o anticuarios privando a la ciudadanía de conocer y admirar el trabajo de este maestro nacido en Poznan (entonces la capital de Polonia), el 7 de agosto de 1922. Allí lo sorprendió la II Guerra Mundial y a los 17 años fue llevado a un campo de exterminio nazi donde permaneció por cinco años.
Fue liberado en 1945. En el curso de la Guerra perdió a todos sus hermanos.
Su afición a la fotografía había comenzado a los once años, cuando su padre le regaló su primera cámara. Desde ese momento inició su formación autodidacta.
Mientras trabajaba como locutor en Alemania (dominaba seis idiomas), decidió venirse a Chile, un país que le daba tranquilidad y la posibilidad de desarrollarse como fotógrafo. Llegó en agosto de 1951 en calidad de asilado político, sin hablar ni una gota de español. En un primer momento, trabajó como profesor en el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura hasta que comenzó a cobrar fama por sus retratos familiares y otros encargos instalando un estudio propio, el "Arlequín", que a la vez le sirvió para dar sus primeras clases. Paralelamente, enseñó en fotografía en diversas universidades lo que lo eleva a rango de formador y maestro.
En 1973 abrió su propia academia para dedicarse principalmente a la docencia. En cuanto a la temática del trabajo de Bob (Boguslaw, como realmente se llamaba), se destaca el desnudo, retrato, paisajes, vistas urbanas, construcciones y poblados. En sus imágenes siempre está presente la figura humana.
Tras su muerte en Santiago, el 10 de agosto de 2009, la Corporación Cultural de Las Condes organizo entre el 8 de octubre y el 7 de noviembre de 2010, una exposición póstuma al maestro bajo la curatoría de su discípula, Elisa Díaz. El ochenta por ciento de estas imágenes ya están en el Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional. Sus trabajos alcanzan hoy un alto valor humano, documental y estético.
"A través de Elisa Díaz, entramos en contacto con la viuda de Bob, Patricia Nazar. Teníamos mucho interés en adquirir este material porque nuestro deber es preservar un trabajo que nos interesa como chilenos. Es importante que tomemos conciencia y que estas fotografías patrimoniales se puedan conservar", dice Carla Franceschini.
-¿Cuáles son las cualidades que hacen que el trabajo de Bob Borowicz sea importante?
"Todo su sentido estético, que no es muy fácil encontrar en un fotógrafo. La fotografía está hoy más por el lado de las instalaciones o por lo periodístico. La estética de Bob Borowicz en sus desnudos, en los retratos, es absolutamente particular".
-¿El enorme sufrimiento y la incertidumbre que significó para Bob Borowicz el haber estado recluido en un campo de concentración, se transmuta a su obra fotográfica?
"Para nada. Incluso algunas imágenes que son tristes, de pobreza, tienen una belleza muy particular. Es una mirada con dignidad".
La colección Bob Borowicz recién adquirida por el Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional (formado en 1995) es muy variada. Conviven allí fotos sociales, retratos por encargo, paisajes, experimentaciones con el color, vistas urbanas y fotografía de arquitectura. Todas las copias están hechas por el propio autor en una gran variedad de papeles de fibra.
Con esta adquisición, el fondo general del Archivo Fotográfico se encamina a los 60 mil materiales, constituyéndose de este modo en uno de los principales del país.