Insólita exposición muestra boletos del transporte público desde el siglo XIX
Más de 210 boletos ampliados del transporte público de pasajeros, en piezas que van desde fines del siglo XIX, con los llamados "carros de sangre", tirados por caballos y sobre rieles, hasta la llegada del Transantiago, el 10 de febrero de 2007, integran la exposición "El Boletismo Ilustrado II", que el Departamento de Comunicaciones de la Dibam presenta durante todo el mes en una de las vitrinas del Metro (Estación Santa Lucía, Andén Sur).
La muestra, la más grande que se ha hecho en Chile, se divide en una decena de sub-géneros y fue seleccionada tomando como base dos de las colecciones más importantes del país: la de Francisco Riquelme, sistemático coleccionista, y la de Víctor M. Mandujano, periodista de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos.
Las piezas, algunas con sorprendentes diseños, fueron escogidas pensando más en su variedad que en la rigurosidad de las series, que la mayoría de las líneas repite en un mismo diseño, pero con colores y precios distintos.
Colección efímera
El coleccionismo de boletos no es frecuente en Chile, y menos tratándose de especies con una vida tan efímera. Botados en la vía pública, destruidos por los propios pasajeros, o desintegrados después de la primera lluvia.
No existe aún un catálogo de boletos emitidos en el país, por lo que se desconoce su variedad y cantidad total. Los más antiguos se han salvado no por un afán de coleccionismo, sino por haber sido encontrados al interior de viejos libros a los que sirvieron de marcapáginas.
En regiones, empero, los boletos siguen circulando en variedades que sorprenden.
El objetivo de la exposición "El Boletismo Ilustrado II" es dar a conocer piezas y series importantes por su diseño, rareza o antigüedad, junto a aquellas con faltas de ortografía (incluso en boletos escolares). También los tickets de cartón de la otrora extensa red de ferrocarriles que recorrió el país desde Arica a Puerto Montt.
La exposición incluye, además, series con diversas lecturas o publicidad al dorso, como también boletos de promoción junto a otros que, con "raspe" o letras reunidas, formaban una frase ganadora. Todo ello para impedir su devolución al chofer evitando la reventa.
Los capítulos que componen la exposición son los siguientes: Los antiguos (1875-1970); Bellas piezas y series; Regiones (Arica a Punta Arenas); Los Escolares (1950-2012); No devuelva el boleto; Casa de Moneda (1988-2003); Gran Santiago (1990-2005); Interprovinciales Santiago (desde 1990); Faltas de ortografía; Los trenes (1926-2000) y Llegó el Transantiago (2005-2007).
Bellas piezas y series
Los boletos más perfectos son los impresos por la Casa de Moneda, que tenía la imprenta de mayor calidad en Chile. Más adelante surgieron otras que comenzaron a producir, a menor costo, boletos con diseños muy diferentes, a veces impuestos por los propios dueños de las "máquinas". Entre éstas se destacan Roensa, Impresores 27, J. Mora y Jormar.
Las series más hermosas son las de la línea El Golf-Matucana, que lanzó a inicios de los 90, grupos conmemorativos de Vacaciones; Bomberos; Medios de Transporte; Fiestas Patrias; Navidad; Industria Nacional, etc. La iniciativa fue imitada por la línea Cerro Barón, de Valparaíso, que editó una serie con 198 boletos diferentes (turismo, animales y paisajes).
Otras piezas muy codiciadas son las Lokal Trafik, que en su dorso incluyen fotografías de algunos Presidentes de Chile, folcloristas, poetas y, por cierto, los anteriores a 1950.
Una de las series más buscadas es la del Bicentenario nacional, con seis momentos históricos de la movilización colectiva en el país y textos del sitio Memoria Chilena, de la Biblioteca Nacional.
La exposición incluye también notables fotografías de época pertenecientes a los archivos del Museo Histórico Nacional y Biblioteca Nacional, las que contextualizan las épocas a las que se refiere cada uno de los capítulos de la muestra.
El Boletismo Ilustrado I fue exhibido, con originales, en la Biblioteca Nacional de Chile, en junio y julio de 2009.