¿Cómo las prácticas educativas museísticas pueden aportar a la construcción de la/s memoria/s? fue la principal interrogante planteada por Mariela Zabala, coordinadora del área de Educación y Difusión del Museo de Antropología, de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.



"La memoria es un elemento constitutivo de la identidad y los museos pueden aportar a revelar y sacar a la luz memorias borrando algunos olvidos", dijo en su exposición.



Pero ... ¿Qué entendemos por memoria? ¿Cómo facilitamos que los visitantes evoquen sus conocimientos, recuerdos, olvidos, sentimientos y sensaciones? ¿Cómo podemos capitalizar estas evocaciones y transformarlas en propuestas museológicas?



Para Zabala, el fin de reflexionar sobre la relación entre los visitantes de los museos y las propuestas educativas que se les ofrecen es poder interpretar cómo se apropian de los conocimientos, los vinculan con sus recuerdos y los convierten, a través del diálogo con otros, en memorias e identidades.



Estimular procesos de comprensión


Para Flor Alba Garzón, coordinadora de Educación en el Museo del Oro del Banco de la República de Colombia, el museo es un espacio para sentir, conocer y aprender. A la vez, la educación se debe entender como un proceso de desarrollo humano, realización personal y manifestación de potencialidades.



"La escuela prohibida, la no educación y el museo como espacio de disfrute deben ser el fundamento para encender la chispa de aprendizaje que todos llevamos dentro", manifestó a más de doscientos asistentes.



Y agregó: "Si nos olvidamos de lo formal, lo informal, lo educativo y los demás términos cargados de aprendizaje daremos vía libre para desarrollar esquemas de pensamiento creativo".



Recordando para olvidar


Desde Estados Unidos llegó a participar en este encuentro Robert D. Sullivan, quien posee más de 35 años de experiencia en gestión y educación en el área de los museos y se ha desempeñado como director asociado de programas públicos del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, en Washington D.C.



En su ponencia titulada "Recordando para olvidar" Sullivan planteó que la creación de una identidad unificada para individuos y sociedades constituye una función positiva para la memoria y que los museos, como casas de memoria colectiva, tienen dos papeles fundamentales: seleccionar qué se recuerda del pasado y determinar cómo recordarlo.



"Los museos no pueden eludir sus obligaciones morales y éticas frente a la memoria colectiva; se debe discutir con rigurosidad qué recuerdos serán conservados y qué historias serán interpretadas para apoyar la identidad persistente de una comunidad. Los museos deben procurar un equilibrio reflexivo entre recordar y olvidar", afirmó en el primer día del congreso.



A las conferencias de Zabala, Garzón y Sullivan se sumaron más de 20 exposiciones a cargo de especialistas provenientes de distintas zonas de Chile e Iberoamérica que trataron el tema de la memoria desde distintas perspectivas.



Fueron dos días de un enriquecedor intercambio de experiencias que quedarán plasmadas en una compilación impresa y digital. Esta última estará disponible, a partir del 7 de octubre, en el portal Dibam, en el sitio del IV Congreso de Educación, Museos y Patrimonio.