La muestra, conformada por 40 retratos y producida en su mayoría en Chile, abarca retratos de ilustres personalidades de la época. En aquellos años de pintura realista, una de las usanzas era retratar figuras, parejas de matrimonios, fundadores de estirpes familiares, que por su destacada contribución a la vida social o a las obras del país, pasaban a formar parte de la posteridad a través del pincel de Raymond Monvoisin, Manuel Antonio Caro y Cosme San Martín, entre otros. Para el curador del [!N:www.mhn.cl Museo Histórico Nacional], Juan Manuel Martínez, el retrato se utilizó como un símbolo de status, en el cual "se retrataban en forma ideal, alejándose de la realidad. No usan ropa habitual, de la calle, sino se visten con trajes ostentosos." El origen de estos surge en los retratos reales, donde la pomposidad y el carácter noble se implementan en los elementos que acompañan al retratado. [!b:Retrato de aparato] Formas, posturas, decoraciones de fondo, escudos nobiliarios, etc, daban al retratado el aire ilustre que ocupaba en sociedad. Así, nos encontramos en la muestra con retratos de Agustín Alcalde Bascuñan, que participó en el proceso de independencia y en las redacciones de las constituciones de la república; de Juan Williams Rebolledo, marino de la Armada que llegó a ser Contralmirante; de Carmen Mackenna de Vicuña, madre de Benjamín Vicuña Mackenna.; y del coronel realista protagonista de la batalla de Chacabuco, Rafael Maroto, quien posa acompañado de su nieta, en su segunda estancia en Chile. Germán Riesco luce su banda presidencial, de pie apoyando su mano izquierda en una gran mesa, en el ex-salón rojo de la Moneda. En adelante, todos los presidentes posteriores a él, se retrataron de manera similar, hasta que apareció la fotografía y desplazo al cuadro, manteniendo sin embargo, el formato utilizado por Riesco. [!b:Jerarquía eclesiástica] Al reestablecerse la jerarquía eclesiástica tras la independencia de 1829, la representación del dignatario o el funcionario eclesiástico se plasmó a través del retrato, en que aparecen revestidos con los atributos propios de su dignidad, como por ejemplo, la mitra y el escudo episcopal, a lo que se añade su indumentaria litúrgica o los atributos de sus estatus académico, sosteniendo algún libros o delante de una bibliotecas. Entre los retratos en exhibición está el del sacerdote y rector de la Universidad de San Felipe Estanislao Recabarren Pardo de Figueroa, que luce una condecoración del Rey sobre el pecho. También llama la atención el del Cardenal José María Caro, que usa como indumentaria una capa de armiño, su cruz cardenalicia y a su costado el gorro de cardenal, que contrasta según Martínez, "con la imagen simple y austera que tenia el primer cardenal de Chile." [!b:Los donantes] Una de las expresiones recurrentes era la de "Los donantes", que consistía en el retratos individuales, en pareja o en conjunto, donde los retratados posan en actitud piadosa en un plano inferior al de la Virgen o de algún arcángel, como se observa en la pintura "Virgen de la Merced con los donantes Gregorio de Ugarte y Juana Salinas", en el que dos ángeles sostiene el manto de la Virgen de la Merced que cubre a los fieles donantes. Este tipo de retratos estaba motivado, para Martínez, con la intención de pedir alguna gracia especial. "La virgen o el arcángel es la mediación para que cuando se mueran permanezcan el menor tiempo posible en el purgatorio y pasar más rápido al cielo. "En este sentido, en la América virreinal la estrecha relación de algunas familias con ciertas advocaciones, dirigidas por las ordenes religiosas, motivó una gran producción de este tipo de representaciones, lo que a la vez favorecía el status espiritual del retratado. A través del retrato, que también se presenta en formato en miniatura de uso personal o privado, podemos descubrir información valiosa, tanto material, como psicológica, histórica y social de los personajes, su relación con el poder, con el status, con el mundo sobrenatural o con la representación del afecto cotidiano, hogareño y a la vez "propicia una actual reflexión acerca de la identidad", acota Martínez. Así, los retratos, como vestigios del pasado, son una cuerda